El Reino de Dios:
la religión política de Jesús
La religión política de Jesús
Es indudable que la expresión “Reino/Reinado de Dios”
era central para Jesús. Cumple los requisitos del criterio histórico
más estricto, el de desemejanza: no era de uso frecuente
en el judaísmo y tampoco se explica como proyección del
cristianismo primitivo, donde la expresión pronto cayó en
desuso. Nos vamos a preguntar: ¿qué sentido tenía esta expresión
para Jesús?, ¿qué implicaba su uso?, ¿cómo se relaciona con
el conjunto de su mensaje?
Voy a comenzar con dos advertencias que nos ayudarán a
situar el asunto. La primera es pertinente en este caso y a tener
en cuenta también siempre cuando nos referimos al lenguaje
bíblico e, incluso, teológico: el Reino de Dios en la Biblia no
es un concepto claro y distinto, que se pueda definir con toda
precisión. Es, más bien, un símbolo lingüístico evocador, sugerente,
abierto. Lo que no nos exime de intentar descubrir el
sentido en cada caso, sino todo lo contrario, porque puede ser
utilizado de formas muy diferentes.
La segunda es la necesidad de realizar un esfuerzo para introducirnos
en el mundo social en que se movieron Jesús y sus
contemporáneos (valores culturales, convenciones no explicitadas
pero supuestas por los escritores de los evangelios y por
sus primeros lectores). El peligro del anacronismo y del etnocentrismo,
es decir, proyectar nuestras propias categorías, erigidas
en baremo de lo humano sin más, acecha siempre a la
cultura occidental y, desde luego, a la exégesis bíblica más al
El Reino de Dios:
la religión política de Jesús
uso. Por eso hay que tener muy presente que en el mundo antiguo
greco-romano había dos grandes ámbitos de experiencia,
el político (de polis, la ciudad) y el doméstico (de oikos/domus,
la casa), dentro de los cuales se subsumían lo religioso y lo económico,
que en el mundo moderno se han convertido en esferas
autónomas y separadas de la actividad humana. En Roma
había una religión pública, que evidentemente servía para legitimar
el orden social y, sobre todo, a la persona del emperador,
que venía a ser divinizada.
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